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  • Foto del escritorTeresa Piñol

¡Comprar una vivienda... primero el cerebro, y luego el corazón! No sólo el precio importa.

Muchas veces nos encontramos con inversores extranjeros, que acuden con un grave problema. Resulta que decidieron invertir en la compra de un apartamento, de una casa, de una villa. ¿El motivo? Golden visa, segunda residencia, mera inversión.


Acudieron a una web especializada, buscaron en función de la cantidad que iban a invertir, y de pronto.... ahí está. La casa de sus sueños en España. Preciosas fotos, bonitas vistas, un nombre sugerente. Todo facilidades y reclamo. Además, al contactar con la empresa anunciante, encuentran a un paisano que habla su idioma, y le ofrece todo tipo de garantías.


A partir de ahí, quitando un pequeño grupo que no acuden a ver la vivienda en persona, caso sólo o para inversores realmente ricos, que invierten por todo el mundo y sólo miran la rentabilidad, la mayoría acuden un fin de semana, o unos días de vacaciones, y en esas circunstancias, deciden dar el paso.


¿Cuál es el grave problema con el que se encuentran?

Pues que cuando realmente van a usar la vivienda, de forma continuada, aparecen, principalmente, dos problemas.


1. El primero, es de índole personal. Resulta que cuando empiezan a vivir, descubre que el colegio que querían para sus hijos está lejos; que necesitan acudir a un centro médico especializado que implica largos e imposibles desplazamientos. Que la preciosa villa está tan lejos de todo, que tienen dificultades para encontrar personal de servicio. Que cuando llega el invierno, la preciosa urbanización es un desierto solitario.....

Imposible vivir.

No se pusieron en manos profesionales, que les asesorase, previo estudio de sus necesidades, de si aquella casa de la que se enamoraron con el corazón, respondía también a las necesidades del cerebro, y les informó además, de la proyección en el tiempo del hecho de vivir allí.


2. Segundo problema. Una vez eres propietario, entras en el sistema fiscal y jurídico español, muchas veces muy diferente del que rige en su país de origen: Y la sorpresa, normalmente, es desagradable, por los gastos fijos que suponen y que no se preveían.

Entonces, acuden con la necesidad de volver a vender un inmueble, con la esperanza de al menos, recuperar la inversión.... y en los tiempos que corren, muchas veces es difícil, imposible.


¿Les han engañado?


No; de hecho mucha veces, les han hecho algo peor.


Decirles media verdad.


Por ello insistimos en la necesidad de ponerse en manos profesionales, que les aconsejen realmente, no sólo del precio, y de lo que es la estricta operación de compra. Hay que anteponer el cerebro al corazón, y más en una inversión de este tipo, y planificar de forma inteligente, cómo va a ser vivir allí, y hacer una correcta planificación fiscal y estudiar las cargas y obligaciones que supondrá vivir allí.

Y todo ello, para que pueda disfrutar con el corazón la inversión realizada.

Teresa Piñol

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